MI AUTOESTIMA




La autoestima es inicialmente saber quién soy para entonces poder quererme, disfrutarme y tener una vida plena.
No puedo desarrollar un verdadero sentimiento de amor hacia mí misma si no sé realmente quién soy, cuáles son todas las maravillas y los dones que tengo guardados en mi cuerpo, en mi psique, en mi alma.
Tampoco puedo amarme si no identifico en mí todo aquello que no me agrada o creo que no agrada a los otros. Para que mi autoestima sea real debo integrar mis lados positivos y aquellos que no me gustan tanto. Es necesario integrar lo que está por debajo de mi conciencia –lo que Carl G. Jung llama el arquetipo de la Sombra– y, que por uno u otro motivo, he reprimido o me han llevado a reprimir.


Trabajar la autoestima es aprender a reconocer, aceptar y dirigir cada uno de los aspectos que encuentro en mi persona, tanto los que son valorados –por mí y por los otros– como aquellos que no lo son tanto. Poder aceptar mi rabia, mi tristeza, mi desgano, mis celos y transmutar la energía de esas emociones en algo creativo y sanador.
La autoestima sólo puede crecer desde la creatividad, desde la gestación de nuestros propios sueños, desde el inmenso logro de verlos convertidos en realidad.


Mi autoestima se manifestará plenamente cuando pueda amarme como soy, sin esconderme de mí o de la mirada del otro, sin escabullirme de mí misma, mirándome al espejo y aceptando todo lo que allí veo, porque todo es parte de mí y todo tiene su razón de ser.

©Germana Martin

La bella imagen es de la artista Avdalieva Akzhan, de Kazajistán.

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