HOGUERAS CREATIVAS POR CLARISSA PINKOLA ESTÉS, DE SU AUDIO LIBRO "EL FUEGO CREATIVO"



La creatividad aplicada al arte y a la vida surge de fuerzas misteriosas: llamas que se encienden en la mente y en el corazón.
Hace algunos años, comencé a cartearme con algunos artistas jóvenes que me consultaban sobre la esencia de la vida creativa, ese fuego que arde en el centro de todas las psiques. Sin abrir juicio sobre sus afanes artísticos, me concentré en delinear las premisas más profundas de la vida creativa, tal como yo las entendía a partir de mi experiencia clínica y personal. Puse especial empeño en bosquejar las fuerzas más oscuras y misteriosas de la creatividad, fuerzas de las que muy poco se habla en términos llanos y sinceros… por muy buenas razones, como uno mismo puede descubrir.
He aquí diez premisas acerca de la vida creativa; no son, necesariamente, las únicas, sino las que me han dictado la mente y el corazón.


1 La creatividad no consiste tanto en crear cosas, sino en la habilidad y el tesón para utilizar las pruebas, los intentos y logros que se presentan a lo largo de nuestra vida a fin de convertirse uno mismo en una verdadera obra de arte viviente.

Esta es la primera, la letra alef de todas las premisas, el primer sonido que engendra todos los sonidos, la idea primaria que da luz a todas las ideas. Si esta se olvida, las otras pierden su fuerza vital. Como un árbol en flor, te revelará, con el tiempo, distintas facetas que irás descubriendo. No es estática; se moviliza y cambia continuamente. Si te olvidas de las demás, mantente cerca de este principio, que te servirá para siempre. Es el meollo, la médula, la pepita y la flor. Más allá de todo lo demás que yo pueda decirte, aquí está todo lo que tengo que decirte.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

2.



2 El canto original es bueno, pero el origen del canto es maravilloso.


Permíteme comenzar con un relato.
De chica solía regresar a casa por el bosque con mi vieja tía Irena. Cuando escuchaba el canto de un pajarito, mi tía solía decir: ¨Bonito es, aunque su origen no se ve¨. Durante mucho tiempo creí que era una linda manera de expresar la alegría que causaba escuchar algo sin haber visto de dónde provenía exactamente.
Un día, volvíamos con paso cansado, cuando comenzamos a oír un trinar brillante y continuo. Abandonamos el camino y nos internamos en el bosque espeso, esquivando trampas, trepando y bajando. Una planta de gruesas espinas, más alta que mi tía, le desarmó el rodete y una rama de sauce me golpeó en el rostro dejándome dos largas marcas en la mejilla… Pero no bastó para detenernos.
Al rato, las oscuras medias de algodón de la tía Irena estaban todas corridas; los puntos sueltos formaban largas escaleras negras sobre sus piernas. Mi falda estaba llena de las púas azules de los cardos. Como tuvimos que arrastrarnos de panza sobre un enorme tronco caído, estábamos cubiertas de tierra. Pero seguíamos el canto… seguíamos el canto… lo seguíamos… hasta que, al acercarnos a un claro, fuimos testigos de una experiencia de la que jamás pudimos recobrarnos. Tampoco lo intentamos.
Como solían hacerlo los granjeros antes de que pudieran comprarse comederos para pájaros en los negocios, alguien había atado pequeños manojos de trigo, centeno y otros granos tiernos en las ramas del único árbol del claro. Ese roble estaba lleno, de pies a cabeza, de pajaritos de color rojo muy brillante, que comían y cantaban, cantaban y comían. Decenas y decenas de pajaritos rojos, rojos, rojísimos sobre el roble verde, verde, verdísimo.
En contraste, mi tía y yo, desaliñadas y grises de polvo, nos agachamos entre los matorrales y nos tomamos de la mano mientras observábamos lo que mi tía definió como ¨una fiesta para los ojos, otra para los oídos y todo para el alma¨. Permanecimos allí un largo, largo rato.
Cuando las dos tontas felices llegamos a casa, ya estaba oscuro. ¨¿Dónde se habían metido?¨, nos interpelaron.
¨Estuvimos… estuvimos…¨, traté de explicar.
¨Ah, ya veo… ¿mirando pajaritos rojos en un árbol verde?, me imitaron con sorna. ¨Basta de pavadas. No hay más que hablar. A cenar, hacer los deberes, cepillarse el pelo, los dientes y a la cama. ¡Irresponsable!¨
Cuando mi tía se iba, vi su dedo levantado sobre los hombros de los adultos que la despedían sin ceremonias. La escuché decir: ¨Jamás lo olvides, nenita¨.
Ese día y durante esa noche empecé a entender que el origen de la canción constituía muchísimo más que la canción.
Ese día y durante esa noche empecé a entender lo que, más tarde, llamaría ¨fenómenos numinosos¨. Empecé a darme cuenta de que no podían ser transmitidos por completo a alguien que jamás los había experimentado de modo directo hasta ese momento.
Fue también ese día, y durante esa noche de mi niñez, que tuve que soportar dolorosos tirones de pelo al tratar de liberarlo del montón de espinas que habían quedado enganchadas en él. Esa noche soplé sobre mis heridas, tan bien ganadas, para calmar el ardor del ungüento anaranjado. Esa noche lavé de mi blusa las manchas verdes de la maleza, y me senté junto a la ventana blanca, bajo la luz de las estrellas, a zurcir mi falda para el día siguiente.
Tener que pagar esas pequeñas deudas con tanto esfuerzo me ayudó a entender que, seguramente, siempre tendría un precio desviarse del camino acostumbrado, salir a buscar el origen de las cosas, y que ese precio aumentaría en proporción a la distancia recorrida.
Ese día y durante esa noche empecé a entender que experimentar en forma directa y vívida la vida creativa puede cambiar profundamente a una persona, convertirla en una esclava danzante, alegre y voluntaria de la suprema belleza transformadora.
Ese día y durante esa noche empecé a concebir un pensamiento que, más tarde, maduraría en la idea de que el arte es lo que hacemos para impulsar a los otros a recordar la fuente original, a tomar conciencia de su deseo de encontrarla. El arte es lo que hacemos para plasmar lo numinoso –la emoción de la experiencia directa, el despertar de la conciencia– en algo visible, táctil, conocible para los demás.
Desde ese día supe que, aunque me prohibiesen salirme del camino acostumbrado, aunque me amenazasen con los castigos más severos, desafiaría a las autoridades más estrictas, con plena conciencia, esperanzada y feliz, y me lanzaría a ¨buscar el origen del canto¨.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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3.



3 La vida creativa es esencial.


A menudo te preguntas cómo explicar a las personas tu devoción, testaruda si se quiere, por la creatividad, la producción y la vida artística. Sientes una vocación esencial hacia la vida creativa, hacia los grandes objetivos. Es difícil explicar esa clase de llamado. Algunos te dirán: ¨No digas nada, deja que los tontos se imaginen lo que quieran¨. Por mi parte, considero que hay algo más útil para decir, algo que puede sembrar una semillita en el intrigado, una semilla que quizá florezca con el tiempo.
Se trata de una frase breve, tierna y sin vueltas que aprendí cuando tenía siete años. Les rogué a mis padres que me dejaran ir sola a ver Las zapatillas rojas. Era, por lo menos, la décima vez que daban esa película, filmada en 1947, sobre una bailarina. En esa época todavía se podía dejar a un chico solo en el cine toda la tarde, aunque sólo hubiera una madre o un padre presente. ¨Chsss… Ahora cállate y escucha el noticiero. Siéntate. Quita los pies del asiento. ¿Dónde vives? ¿En un potrero? ¿Voy a tener que levantarme? ¡No me hagas levantar, eh!¨ Y todo eso.
Me había sentado en mitad de la sala, en una butaca áspera, rellena de crines de caballo. Las cabezas de los actores eran grandes como montañas y unas rayas negras aparecían y desaparecían en la pantalla. Tardé años en saber que no estaba lloviendo (incluso en los interiores) en todas las películas que había visto, sino que eran hilachas las que formaban esas rayas sobre el celuloide.
De pronto, apareció una mujer hermosa. Tenía los ojos grandes y se apoyaba en las mesas y las paredes como si fuera muy débil o algo así. (Nunca había visto a una mujer coquetear con su cuerpo.) Había un hombre que tenía el pelo tan brillante que parecía de charol. El hombre bajó la mirada. Su tono de voz me resultó muy poco familiar. (Jamás había escuchado la palabra ¨cínico¨. Tampoco conocía la palabra ¨sarcástico¨.)
Finalmente, la mujer hermosa resultó no ser para nada débil. Era una bailarina muy fuerte, que actuaba de ese modo cuando no estaba bailando en el escenario. La cuestión era que estaba dedicada íntegramente a su arte. La gente la había presionado para que dejara esa pavada de la danza, se casara y tuviera chicos. Pero ella se había negado.
El hombre del pelo de charol le preguntó con frialdad: ¨¿Por qué quieres bailar?¨ Ella lo miró, un poco desesperanzada, y le preguntó a su vez: ¨¿Por qué quieres vivir?¨
El hombre se sintió molesto por la pregunta, pero no quiso demostrarlo. ¨No sé exactamente por qué¨, contestó, ¨pero debo hacerlo.¨
Entonces la bailarina dijo con suavidad: ¨Esa es también mi respuesta¨.


Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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4.



4 Todas las personas nacen con el don.


Te preguntas si todas las personas cuentan con el don de la creatividad o si sólo algunas lo poseen. Creo que todos los jóvenes artistas se hacen esa pregunta. Pueden quedarse tranquilos. En realidad, no es que ¨algunos son llamados y pocos escogidos¨, sino que ¨todos son llamados, algunos escuchan y muy pocos responden con perseverancia¨.
Algunos no quieren escuchar; algunos creen que lo que oyeron carece de importancia; algunos creen que lo que oyeron es algo grandioso, irrumpen en la maleza sin saber qué es lo que están buscando y quedan enmarañados en alguna u otra cosa. Algunos han tocado de cerca la fuerza creativa pero los aterroriza; otros la han tocado pero se consideran indignos de ella. Algunos, al encontrarla, se enamoran tanto que no pueden hacer nada con ella; otros, entran en un éxtasis estúpido. Algunos la meten en el congelador; otros la hacen bullir hasta que se evapora. Algunos la pasan por el tamiz racional, le cortan las alas hasta que muere.
A lo largo de muchos años de práctica clínica, he podido analizar la infraestructura de la vida creativa de muchas personas. No tengo ninguna duda de que ni la clase social, la etnia, las preferencias sexuales, el género, las creencias religiosas, ni ningún otro factor –ni siquiera el nivel de inteligencia– tiene nada que ver con el hecho de que las personas sean creativas o no. La creatividad es innata, todos nacemos con ella. Desde el día de nuestro nacimiento es un fait acompli, un don irreversible. Si hay algo que falta, no es la fuerza creativa, sino el interés por ella y el conocimiento de sus exigencias.
De todas las personas dotadas, aquellas que mantengan firme la promesa de responder con perseverancia y en profundidad, que trabajen con el alma y la mente, las que a pesar de quedar con las manos vacías de vez en cuando ansíen zambullirse una y otra vez en ese territorio psíquico, tendrán mayores posibilidades de llegar a conocerlo.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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5.



5 Un deseo insatisfecho y profundo debe ser entendido como un llamado de la vida creativa.


Casi medio siglo de vida dedicada a la poesía y el relato me ha ayudado a disipar un poco la neblina que oculta la vida creativa y a aclarar mi entendimiento sobre las ricas cualidades innatas del talento humano. Tras haber realizado análisis estructurales de la creatividad en los primeros años de mi carrera y de haber escrito una tesis sobre la psicología del individuo creador, he descubierto esta simple verdad: el llamado de la psique para desarrollar los dones innatos propios debe ser respondido o, de lo contrario, atenerse a las consecuencias.
Aquellos que son, podría decirse, ¨muy llamados¨, es decir, empujados sin remedio –no sólo invitados– por una especie de destino, a ingresar en el reino creativo deberán pagar costos mundanos y psíquicos considerables por responder a la convocatoria, pero los costos serán aún mayores si no lo hacen. No responder implica la pérdida gradual del sentimiento, de la imaginación vibrante, de la capacidad de concebir o hacer algo que ayer no existía y, finalmente, de la facultad de imaginar las acciones necesarias para desarrollar una vida más fructífera y un mundo más justo.
No tienes salida. Si te comprometes con la vida creativa, debes someter tus huesos al fuego continuo. No puede aprenderse en los libros, sino mediante la confrontación cara a cara, el reconocimiento del linaje compartido con la fuerza creativa. Sólo por medio de esa transmisión podemos comprender la seriedad del compromiso.
Al tomar contacto con la vida creativa real, uno suele dudar si está inmerso en una relación amorosa con uno mismo o en una lucha a muerte. Por el bien del progreso de tu trabajo creativo, te imparto esta bendición: ¨Que te conviertas en un experto, tanto en el arte de la guerra como en el arte del amor¨.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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6.



6 La vida creativa no es optativa.


Eres un eterno emigrante. Al comprometerte con la vida creativa, dejas una tierra para ingresar en otra; dejas la tierra de tu nacimiento ordinario para ingresar en la de tu nacimiento extraordinario. Empacas tu lápiz, tus pinceles y colores o, quizás, tus zapatillas de baile gastadas, y allá vas, de día o de noche, hacia donde te convoque.
Si te resistes al llamado, sufres una ansiedad constante y profunda. No puedes vivir así. Es como la agonía que sufre un perro atado que escucha el llamado de su amo.
Si, cuando te convoque, puedes optar –casi siempre podemos hacerlo– ve con ella. Mantenerse cerca de las fuerzas creativas de la psique interior es una práctica exigente. No voy a engañarte. Requiere una fortaleza muy grande, una fortaleza que se construye con el tiempo, mediante esfuerzos siempre renovados por permanecer cerca de la meta.
Como somos personitas insignificantes, comparadas con la gran fuerza arquetípica llamada creatividad, es común, incluso entre las personas con mayor vocación, contemplar la idea de abandonar –nunca para siempre– la vida creativa. Sea que esto te pase porque estás cansado, enojado, o por cualquier otra razón, de todos modos debes ponerte a trabajar de nuevo. Aunque sufras fracasos, depresiones, te falte mérito –o creas que te falta–, te falte habilidad o creas que te falta, debes sobreponerte y volver al trabajo. Aquellos que se detienen y se quedan estancados terminan sufriendo un problema psíquico tan grave que equivale a vivir con poco agua. Sí, sin duda, se puede vivir sin demasiada hidratación por un largo, largo tiempo. Uno se vuelve más gris, más frágil y limitado y menos consciente. Pero eso no es vivir, es una manera de expirar.
En realidad, la persona que recibe un llamado muy fuerte para realizar esta clase de trabajo no tiene opción. Puede postergarlo, retrasarlo, comenzarlo a medias (como el nadador asustado que no se anima a zambullirse en el río correntoso), pero, en el fondo, es menos una elección que un imperativo psicológico. Cuando digo ¨psicológico¨ me refiero al verdadero sentido de la palabra: es un imperativo que, pase lo que pase –abundancia o vacío, productividad o inactividad, exigencia o amor–, está estrechamente relacionado con el alma.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

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7 La vida creativa se desarrolla en ciclos de luz y oscuridad.


Cuando estás tratando de crear, sueles sentirte esperanzado, te distraes, sufres. Lanzar al mundo la creación terminada lleva tiempo, a menudo mucho más del que jamás imaginaste. No debes desviarte de la meta. En cada proceso creativo surgen hiatos naturales. Son cortos y pasan.
Sin embargo, especialmente si aún eres un pichón, también puede sobrevenir un tiempo en que las fuerzas ocultas de la psique te arrebaten el proceso creativo. Tu objetivo desaparece y, no importa lo que hagas, no puedes encontrarlo o volver a erigirlo. Mantente firme. En todo proceso creativo existe un ciclo de oscuridad.
En la mitología griega hay un relato poshelénico sobre esta clase de pérdida y recuperación. Deméter, la Madre Tierra, es una mujer bella y generosa. Los contornos de su cuerpo son redondeados, sus pechos nunca dejan de tener leche y siempre es fértil. Tiene miles de ideas sobre la vida. Permanentemente embarazada, da a luz a hermosos niños, así como a otras formas de vida maravillosas.
El mundo se halla en un estado ideal gracias a la fertilidad y la capacidad de procrear hijos de Deméter. Tiene una hija llamada Perséfone, una doncella muy jovencita, casi una adolescente. Perséfone es la luz de los ojos de su madre.
Perséfone juega. Esa es su tarea en el mundo. Su juego, al igual que el significado de su nombre –ser perceptiva– tiene por objeto recibir, mediante los sentidos y la mente, impresiones del mundo que la rodea. La percepción es su vida entera y, sin duda, una parte fundamental de la creatividad.
Esta historia, como en la vida real, el idilio –de la creación perfecta y armoniosa, de la dulce inocencia del juego, de la creatividad como algo mágico que aparece cuando uno lo desea– pronto se romperá y nunca más volverá a ser lo que fue. Quizás creas que es una tragedia. En realidad, no lo es. Se trata de algo necesario, que conlleva dolor y generosidad. Conforme continúa la historia, descubrirás que la maduración psíquica es el trabajo más genuino que la psique objetiva nos pide a todos que llevemos a cabo.
Las imágenes e instintos que se encuentran en el inconsciente ¨apartado del camino¨ tienen una capacidad increíble para purificar y/o incrementar la cosmovisión propia. Si abandonas el camino, sufrirás cambios. Si aún no los sufriste, no te has aventurado más allá del borde del camino. Sigue avanzando.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

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8 La primera tarea no consiste en crear, sino en dejarse llevar.


Al principio, mientras uno conserva la inocencia respecto de las verdades de la vida creativa, puede creer que, al dedicarse a ella, la existencia será color de rosa. Sin embargo, todo artista que tenga su fervor brillante e intacto sufre una ruptura. Suele ser un quiebre difícil y paradójico, pues le muestra la realidad desnuda de la vida creativa y, al mismo tiempo, le otorga una fortaleza muy grande, cuyos beneficios descubrirá más tarde.
En el mito griego, dicha ruptura se expresa en las siguientes imágenes y metáforas. Perséfone está jugando en el prado de flores cuando, de repente, el sol se oscurece y la tierra comienza a vibrar. Se abre una grieta en zigzag y del mundo de los muertos (es decir, de las entrañas de la tierra) surge el gran Dios de la oscuridad, Hades.
Perséfone, con sus sandalias desatadas y las cintas al viento, es tomada por la cintura y raptada. Con ella en su carro negro, tirado por cuatro corceles negros que lanzan fuego por los ollares, Hades se hunde cada vez más en las profundidades. La tierra se cierra sobre ellos sin dejar una sola huella, como si nada hubiera pasado.
Para aquellos que se abran camino hasta el hogar de la psique en el inconsciente, esta constituye la primera entrega, la rasgadura del ego que permite la revelación del deseo más profundo del alma. ¿Acaso piensas que sólo debes crear cosas lindas, buenas y dulces? ¿Lechuzas sin garras, leones sin colmillos, mujeres y hombres sin aspectos oscuros? ¿Eliminar la ferocidad? ¿Crear estabilidad sin cavar pilares profundos? Si es así, un dios oscuro acechará para raptarte.
Si dejas que la fuerza creativa te lleve a las tierras desconocidas, descubrirás que el verdadero estado de creación es un estado místico que te transporta adonde él quiere y, lo que es mejor, engendra en ti pensamientos que no sueles tener.
Los novelistas, por ejemplo, generalmente lo explican así: ¨Algo se apodera de mí, algo que soy yo y que no soy yo¨. ¨Ser llevado¨ a algún sitio valioso es el deseo de todo artista sensible y también lo que más teme. ¨Ser llevado¨ es el premio que recibes por haber tenido la valentía de salirte del camino e introducirte en la oscuridad del bosque.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson,
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42

Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

9.



9 En la vida creativa, rica, siempre llega un momento en que todo parece inmutable o perdido. Esto es necesario.


Quizá sería mejor llamar a la fuerza creativa de la psique una ¨apertura¨ o ¨meridiano¨ de la psique, pues por ella se vierten materiales centrales y periféricos que ¨no somos nosotros¨ y, sin embargo, se convierten en parte nuestra. A estos materiales sólo accedemos mediante un trabajo arduo y, por eso mismo, nos hacen ser más de lo que éramos.
Cuando nuestra vida creativa se debilita y nos sentimos perdidos y como muertos, ese territorio parece estar enterrado, pero no lo está. Perdura, al igual que las estrellas durante el día, que permanecen en su lugar aunque no podamos sentirlas o verlas por un tiempo. No poder verla, no sentirse cerca de la vida creativa propia, aunque sepamos que sigue existiendo en algún lugar recóndito de nuestra psique, nos provoca temor y tristeza.
En el mito ocurre algo similar. La oscuridad se adueña de la tierra. Deméter, la Gran Madre, llama a su hija pero no recibe respuesta alguna. Siente terror al darse cuenta de que Perséfone se ha desvanecido. Se suelta la larga cabellera y, usándola como alas oscuras, sobrevuela toda la tierra buscando a su hija, sin hallarla por ninguna parte. Al igual que las personas que dejan de sentirse vivas tras haber recibido una emoción muy violenta, tiene una reacción dramática: se vuelve infecunda. La vida deja de importarle.
La gente creativa designa ese sentimiento con una expresión más coloquial: ¨estar bloqueado¨. Como las personas ¨bloqueadas¨, Deméter tiene emoción pero no energía, tiene poder pero ya no sabe cómo usarlo. Tiene pasión pero no le interesa la vida.
Como resultado de su gran pérdida, descuida dar alimento a la vida. Todos los cultivos mueren: el maíz, el trigo, los campos mueren; mueren las flores y los árboles. El mundo se convierte en un paraje yermo y devastado que refleja la esterilidad de Deméter. Al perder a Perséfone, ha perdido la fuerza creativa.
Todos los que se dedican a la vida creativa sufren la pérdida de la creatividad utópica. La primera pérdida de la inocencia acerca de la realidad de los ciclos creativos, suele ser la más dolorosa. Sólo salimos adelante si nos damos cuenta, cuando llega esa primera vez, de que la pérdida y el dolor son partes del ciclo creador, y siempre será así. Habrá un tiempo de generosidad, otro de oscuridad; un tiempo de plenitud, otro de carestía. Y así una y otra vez.
Esto no debería desesperarte. Por el contrario, debería darte esperanza. Desnudo de tus fantasías, sumergido en las frías aguas de la realidad psíquica, avanzas en un proceso increíble, al que Jung denominó ¨el viaje del héroe¨. Si heroísmo es no dejarse detener por una pérdida, avanzar de noche por un territorio desconocido, si te sientes aterrorizado pero igual prosigues, entonces, no importan los resultados, estás en camino. Sigue adelante. Eso es, precisamente, lo que los héroes hacen una y otra vez, siguen adelante.
No importa cuál sea tu arte –la música, el diseño, el teatro, la pintura, la escultura, la escritura, la repostería, cómo dispondrás esa silla en el living de tu casa o dónde plantarás esos bulbos en primavera–, tu arte está relacionado con la fuerza creativa. Te sientes seguro, y todo va bien hasta que, de pronto, el juego se termina. En un abrir y cerrar de ojos, la tierra se abre y, no importa cuánto hayas cuidado de lo que tenías, desaparece. Nos sentimos confundidos y murmuramos: ¨Bueno, no sé qué pasó. Se evaporó¨. ¨Eso¨ que era nuestra idea o inspiración, nuestro talento o nuestra vitalidad, nuestra agudeza, energía o ingenio, desapareció.
Surgió algo de las profundidades del inconsciente y se apoderó del espíritu del juego, ese duende deambulante que tanto contribuye a la animación verdadera de nuestra vida.
La vida creativa esperará a que te sobrepongas.
Deméter deambula por toda la tierra buscando a su hija. A menudo, tú también caminarás sin rumbo durante mucho tiempo. Si has sido muy creativo, si estabas completamente compenetrado en un proyecto y de golpe caes en un punto muerto, es difícil entender qué sucedió, adónde se fue tu pasta creativa. Es posible, entonces, que te enfrentes con el ¨dilema de Deméter¨. Una parte tuya ha caído, surgió algo del inconsciente que te ha robado un aspecto esencial.
No sabes dónde está, no sabes cómo pasó, no puedes siquiera pensar; y, especialmente aún no has experimentado lo bastante para conocer los ciclos de la vida creativa: atesoramientos y desprendimientos, pérdidas y encuentros, creaciones y hurtos, trabajos en la luz y hundimientos en la oscuridad repentina. Comienzas una búsqueda sin rumbo fijo. Pero no debe ser como el deambular de Perséfone para ver qué puedes encontrar. Dar vueltas así no te llevará a ninguna parte, no tiene sentido esperar que mágicamente se acomoden los pensamientos, y que las esperanzas, la sensibilidad y la percepción regresen.
Entre la gente que crea para vivir y/o porque debe hacerlo son muy comunes ciertas prácticas. Los escritores, por ejemplo, sacan punta a su lápiz cuarenta y cinco veces antes de sentarse a escribir una sola palabra. Ni bien se sientan, vuelven a levantarse para salir a comprar un cuaderno nuevo, de color rojo, para levantarles el ánimo. Se sientan en el parque, limpian la oficina, charlan con un amigo. Todos tenemos la vana esperanza de que estas distracciones den resultado. No es así, pues lo que se ha extraviado, se perdió dentro del inconsciente. Sólo podrá recobrarse si se lo busca en el interior y no afuera. ¿Me comprendes? Lo que estás buscando, también te está buscando a ti.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson, 
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity (El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42
Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.

10.



10 La vida creativa y su oscuridad requieren paciencia y buen humor.


Descubrimos que tenemos que hacer lo mismo que hace Deméter. Empezar a buscar por la tierra, por el territorio interior. Ir más allá de las fronteras, de las aguas divisorias. Buscar esa parte de nosotros que es capaz de intentar de nuevo y de producir el misterioso proceso de convertir en materia lo que de él proviene.
El mito continúa así: Una diosa llamada Baubo, la diosa de la obscenidad (de la obscenidad femenina en particular), llega hasta Deméter que está sentada en una piedra con el pelo cubriéndole el rostro. Tiene la ropa sucia y harapienta, los pies ampollados y lastimaduras y moretones en todo el cuerpo, por haber buscado a Perséfone encima y debajo de todas las cosas sin poder hallarla. Baubo se pone a bailar una danza lujuriosa. De a poco, Deméter levanta la cabeza y comienza a observarla. Baubo empieza a contar chistes obscenos. Paradójicamente, Deméter, pese a su enorme pena, se pone a reír. La risa bendita de ambas rodea las montañas y llega hasta las profundidades marinas. Se dice que Perséfone, bajo la tierra, pudo percibirla apenas y, por un instante, su dolor se desvaneció y sintió un destello de esperanza.
Mientras Deméter reía, una parte de vida volvió a ella. La risa vuelve difusa la emoción. Puede quebrar una emoción negativa o dañina. La risa no es premeditada, ocurre en momentos insólitos, generalmente en instantes mágicos de gran alegría o de tristeza profunda, que son, en cierto modo, aunque sólo sea un poquito, transformadores. Reírnos es lo mejor que podemos hacer para romper el bloqueo del ritmo creativo o para recobrar las esperanzas de que no todo está perdido.
El estudio de los sueños y de las imágenes espontáneas que surgen del inconsciente demuestran que el alma y el espíritu, las fuerzas que dan vida a la psique, cuentan con un lenguaje simbólico completo, una especie de música perenne, una voz divina. La erupción espontánea de la risa alegre tiene poco que ver con el ego. No tiene nada que ver con los proyectos que uno tiene en mente, ni con los aspectos cognitivos, ni con ninguna otra cosa parecida. Tiene que ver con la emoción pura del alma. La risa libera y luego vuelve a acumular energía nueva para el individuo.
La aparición de Baubo en el equilibrio creativo es esencial. Gracias a la risa, Deméter logró aclarar sus pensamientos. Aún no encontró a su hija, pero empezó a pensar que quizá hubiera algo más que podía hacer y que aún no había hecho. No sabía con exactitud qué, pero reflexionó: ¨Mmm… A lo mejor deba seguir intentando, hacer algo diferente¨.
La historia de Deméter y Perséfone continúa, pero prefiero interrumpirla aquí para preguntarte a ti: ¨¿Y después qué?¨ Tal es la única pregunta que te hará la vida creativa. Seguro que te la has planteado. Y, ¿qué respondes? Vamos, tú conoces la respuesta. Dila ya. Muéstrame las cenizas del fuego creativo que arde en ti.

Clarissa Pinkola Estés
Selección y traducción de Alejandra Abajo y Leandro Wolfson, 
del audio libro The Creative Fire: Myths and Stories about the Cycles of Creativity ( El Fuego Creativo: Mitos y Cuentos sobre los Ciclos de la Creatividad)
para la Revista Uno Mismo, nº 138, diciembre 1994, pps. 34-42
Digitalizado por Omar Daniel Pereira para Palabra Chamánica.